martes, 26 de abril de 2016

Viviendas de Tomás de Allende y Alonso



Todos los días cientos de transeuntes pasan frente a la tienda que la marca Sfera tiene en la Plaza Moyua. Al ser lugar de paso y además lugar habitual de derroche, el edificio que alberga el establecimiento se conoce popularmente como el " edificio de Sfera". Se trata de un bloque de oficinas de aspecto cuadriculado de mármol, acero y vidrio que sobresale frente a un pequeño edificio de viviendas al que parece intimidar.

El "edifcio de Sfera"es uno de los múltiples empastos modernos a los que fue sometida la Plaza Moyua con idea de renovar su imagen. Por desgracia, actualizar la plaza nos salió por un ojo de la cara, ya que perdimos edificios preciosos que jamás podremos recuperar. Por suerte, algunos aun pueden adivinarse si uno le pone ingenio,


A principios del siglo XX la Plaza Moyua era aun un círculo indeterminado en el que convivían los nuevos edificios residenciales del ensanche con los viejos caseríos de Abando. Las nuevas viviendas eran construidas en su mayoría por industriales que querían meterse en el negocio inmobiliario y de paso embellecer la ciudad contratando a arquitectos de renombre. 

Tomás de Allende y Alonso, un empresario del carbón, compró el solar con la idea de levantar un lujoso bloque de viviendas. Tan lujosos eran estos apartamentos que cada uno de ellos ocupaba una planta entera. Y con ascensor, que no falte. 

El edificio fue diseñado por el arquitecto Leonardo Ruacabado, que llenó Bilbao de edificios de gran belleza de los que han sobrevivido pocos. 


El edificio diseñado por Ruacabado abarcaba esta esquina de la Plaza Moyua pero se extendía además por la calle Elcano. Como podéis ver, era todo un casoplón. La esquina entre plaza y calle se remataba con un chaflán en torre que dialogaba con un mirador acabado en cúpula. Esto le daba al edificio un toque modernista y desde luego, mucha personalidad. 

A pesar de que perdimos esta curiosa esquina, analizando los planos originales del edificio descubrí que la parte que daba a la calle Elcano seguía en pié. La decoración de la fachada era tan parecida a la de la esquina que decidí reconstruirla. 


Manos a la obra. Tras eliminar el "edificio Sfera" integré un trozo de la fachada que ha sobrevivido. Además he añadido el tejado de la torre y la cúpula del mirador. Aunque no se trata de una reconstrucción exacta, creo que consigue reflejar el carisma y elegancia que daban estas torrecillas a la plaza. 




miércoles, 20 de abril de 2016

Casa de Julio Saracíbar


Si uno pasa por el cruce de Ercilla con Henao podrá ver una mole gris y autoritaria que vigila la calle con un tono severo. En forma de V y haciendo una esquina redonda, en su azotea se descubre un intento surrealista de templo griego.

Ese edificio ha captado mi interés desde que era niño, al menos por lo estrafalario de su aspecto y el cierto encanto rancio que desprendía, pero jamás pensé que pudiera tener mayor interés hasta que un día descubrí una placa colocada sobre el portal. Se trata de una placa negra con letras doradas que reza "Primer edificio del ensanche, construido en 1878".

Durante mucho tiempo pensé que si aquel era realmente el primer edificio del ensanche lo habían empezado con el pie izquierdo ¡Porque hay que ver lo feo que es! Lo que yo no sospechaba es que la pinta de este edificio no siempre había sido la misma.


Dio la casualidad que un día encontré una foto antiquísima en la que se podía ver un pequeño edificio unifamiliar y cuadrado de dos plantas rodeado de césped. Parecía un simple chalet al estilo francés (o estilo Hòtel Particulier) que levantaba la burguesía de finales del XIX. Al fijarme me llamó la atención la especie de torrecilla anexa que salía por uno de los vértices. No podía creer que aquella torrecilla fuese exactamente la misma que hoy hace esquina entre Ercilla y Henao


Según el artículo Los indianos y la construcción del ensanche de Bilbao de Maite Paliza Monduate, aquel chalecillo fue construido por el arquitecto Julio Saracíbar, que decidió en 1878 construirse  un estudio en medio de la más absoluta nada que era por aquel entonces Abando. Este estudio, que como decía la placa, fue el primer edificio del ensanche, sufrió dos transformaciones que le fueron añadiendo volumen: una en 1896 cuando le dieron un toque más señorial alargando la fachada y otra en 1946, cuando lo convirtieron en el espantajo que es hoy en día.


Lo irónico de todo esto es que el edificio original aun puede adivinarse bajo la mole de hormigón. Así surgió mi duda ¿Como sería esta misma esquina si el edificio siguiera igual?
En la reconstrucción he eliminado las dos ampliaciones y he recuperado la valla que rodeaba el jardín del estudio original. Aun rodeado de bloques de viviendas, esta sería sin duda una esquina con mucho encanto que desgraciadamente hemos perdido. Como curiosidad, el templete que se puede ver ahora en la azotea de la mole debió de ser parte del jardín del hòtel original.