miércoles, 20 de abril de 2016

Casa de Julio Saracíbar


Si uno pasa por el cruce de Ercilla con Henao podrá ver una mole gris y autoritaria que vigila la calle con un tono severo. En forma de V y haciendo una esquina redonda, en su azotea se descubre un intento surrealista de templo griego.

Ese edificio ha captado mi interés desde que era niño, al menos por lo estrafalario de su aspecto y el cierto encanto rancio que desprendía, pero jamás pensé que pudiera tener mayor interés hasta que un día descubrí una placa colocada sobre el portal. Se trata de una placa negra con letras doradas que reza "Primer edificio del ensanche, construido en 1878".

Durante mucho tiempo pensé que si aquel era realmente el primer edificio del ensanche lo habían empezado con el pie izquierdo ¡Porque hay que ver lo feo que es! Lo que yo no sospechaba es que la pinta de este edificio no siempre había sido la misma.


Dio la casualidad que un día encontré una foto antiquísima en la que se podía ver un pequeño edificio unifamiliar y cuadrado de dos plantas rodeado de césped. Parecía un simple chalet al estilo francés (o estilo Hòtel Particulier) que levantaba la burguesía de finales del XIX. Al fijarme me llamó la atención la especie de torrecilla anexa que salía por uno de los vértices. No podía creer que aquella torrecilla fuese exactamente la misma que hoy hace esquina entre Ercilla y Henao


Según el artículo Los indianos y la construcción del ensanche de Bilbao de Maite Paliza Monduate, aquel chalecillo fue construido por el arquitecto Julio Saracíbar, que decidió en 1878 construirse  un estudio en medio de la más absoluta nada que era por aquel entonces Abando. Este estudio, que como decía la placa, fue el primer edificio del ensanche, sufrió dos transformaciones que le fueron añadiendo volumen: una en 1896 cuando le dieron un toque más señorial alargando la fachada y otra en 1946, cuando lo convirtieron en el espantajo que es hoy en día.


Lo irónico de todo esto es que el edificio original aun puede adivinarse bajo la mole de hormigón. Así surgió mi duda ¿Como sería esta misma esquina si el edificio siguiera igual?
En la reconstrucción he eliminado las dos ampliaciones y he recuperado la valla que rodeaba el jardín del estudio original. Aun rodeado de bloques de viviendas, esta sería sin duda una esquina con mucho encanto que desgraciadamente hemos perdido. Como curiosidad, el templete que se puede ver ahora en la azotea de la mole debió de ser parte del jardín del hòtel original.



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